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Gloria Abanda: “Ser madre es lo único que siempre he tenido claro “

  • Foto del escritor: Gudiel Urrestarazu
    Gudiel Urrestarazu
  • 18 dic 2022
  • 3 Min. de lectura

A sus recién cumplidos 53 años y tras las impetuosas adversidades del destino, Gloria Abanda es la mujer más feliz del mundo. Tras separarse de su marido y tener que afrontar ella sola los cuidados y la crianza de su único hijo, esta madre soltera comparte sus vivencias y las difíciles situaciones que la han llevado hasta donde está hoy en día.


Gloria Abanda nacida en Agosto de 1969, se crió junto a sus padres y sus dos hermanos pequeños en un barrio residencial de San Sebastián. Sus padres, un importante comerciante y una aclamada periodista, se divorciaron cuando ella era adolescente, lo que incrementó notablemente el nivel de responsabilidad que ella hubo de adquirir a una muy temprana edad. Años más tarde, se casaría con el que sería su esposo durante varios años y con el que se mudaría a otro barrio de San Sebastián algo más humilde. Tiempo más tarde se quedaría embarazada del que sería su único hijo. Al cabo de 7 meses tras el nacimiento de su primogénito, se separaría de su marido y decididiría empezar una nueva vida con su hijo adoptando el papel de madre soltera. Tras su separación, volvió a casa de su madre durante varios años donde se vería obligada a ocuparse de la total manutención de su hijo junto con los gastos de la casa en la que vivían gracias a su trabajo de abogada.


Muebles blancos y negros de diseño, la mesa totalmente cubierta de documentos importantes y multitud de estanterías repletas de fotos de sus familiares adornaban el elegante despacho de Gloria Abanda aquella fría tarde de Noviembre. Ligeramente recostada en una bonita silla negra, aguardaba paciente la ilustre abogada de familia a punto de empezar a relatar algunas de sus vivencias más interesantes.


La nostalgia se palpa en el ambiente al hablar sobre su niñez. “Tuve una infancia muy feliz” afirma. Siendo ella la mayor de tres hermanos, considera que desarrolló una “actitud protectora” hacia ellos. “Al ser la única chica y la mayor parece que te vuelves más mandona” comenta entre risas.


Unos años después del divorcio de sus padres, lo cual afirma que fue “una liberación” debido al mal ambiente familiar, conoció al que sería su marido en un procedimiento contencioso ya que ambos eran abogados. Años más tarde, ambos decidieron tener un hijo. “Ser madre era la única cosa en la vida que he tenido clara desde siempre” dice con una sonrisa.


Al cumplir su hijo 7 meses, se dio cuenta de que no era feliz y, tras separarse de su marido, decidió mudarse junto con su hijo. “Fue difícil atreverme a dar el paso, pero sabía que estaba tomando la decisión correcta al irme” confiesa. Fue entonces cuando volvió a vivir en casa de su madre y el momento exacto en el que emprendió su viaje como madre soltera.


Durante esos años, se vió en la tesitura de tener que mantener a su madre y a su hijo. Fueron años complicados. “Mi hijo iba a dos guarderías, una por la mañana y otra por la tarde, me pasaba el día corriendo con el cochecito” explica.


A pesar de tener que mantener a una madre y a un niño pequeño, tras trabajar sin descanso durante años, consiguió el dinero y el valor suficientes como para mudarse a una bonita casa en un tranquilo barrio de la ciudad. “Cuando acostaba a mi hijo cenaba y volvía a ponerme a trabajar hasta la una o 2:00 h de la madrugada”.


A fin de cuentas y tras las múltiples piedras que el destino ha puesto en su vida, ha conseguido sobreponerse a cada situación y afrontarla con suma valentía. “Me he equivocado mucho pero, a medida que he ido madurando, creo que he sabido ir capeando las situaciones con éxito” exclama. Finalmente, menciona cuál cree que es su mayor éxito. “Mi mayor obra es mi hijo, ahí está mi mejor triunfo” confiesa.

 
 
 

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